No sé realmente cuándo tome la
decisión de estudiar Ciencias Políticas, quizás surgió de esa ingenuidad
desenfrenada que padece todo adolescente, por intentar cambiar al mundo. En
todo caso, esto no pretende ser un artículo escrito por un analista político,
mucho menos por un activista, sino más bien tiene la pretensión de relatar mi
experiencia personal en los tabloides de la industria petrolera, en la
Venezuela del 2014 donde a pesar de las vicisitudes, se insiste incansablemente
en justificar la inercia del presente con los golpes de pasado.
Si más allá de dar a conocer mi
experiencia, logro que por lo menos algunos de ustedes genere un impulso
positivo, ya habrá merecido la pena levantar mi voy. Si logro más que eso,
entonces tendré la certeza de que (en el fondo) TODOS – independientemente de
nuestras ideologías políticas – queremos lo mismo: un país mejor!
He intentado tener toda la
dignidad que he podido. Nunca estaré con los hipócritas ni con los hiperbólicos,
y no tomaré parte en cosas secretas.
Recordar como llegue a PDVSA,
sería como intentar tener una sesión de regresión hasta llegar a esos días de
recién graduado: hacer algo, no importa dónde ni cómo, pero rápido. Con la
única diferencia que no estaba recién graduada y mi premura era establecerme en
mi catastrófica pero siempre amada Caracas.
Luego de 2 meses de haber
registrado mi curriculum, recibí la – ya no tan – esperada llamada, con una
exclamación que se disculpaba diciendo: “siento que no te hayamos llamado antes,
pero tu curriculum había estado extraviado”. Bienvenida!
Con un proceso de ingreso que se
genero para 23 nuevos empleados, por medio de una contratista, 6 meses después
el corporativo para el que me inicie, logra la extraordinaria hazaña de que PDVSA absorbiera a los 23 trabajares
por medio de un contrato, aunque temporal, ya no con la figura de
“terciarizados”. Realmente toda una proeza, luego de conocer algunos compañeros
que tendrían más de 8 años esperando por cerrar ingreso.
Son meros procesos burocráticos
que tiene en nuestro país muchos más años que la revolución, eso es cierto. Lo
que realmente te deja la sangre helada es que tus méritos profesionales, años de
estudios, experiencia, principios y valores para con tu trabajo, sea
desmerecido después de un año, con las palabras de un Director de la talla de
PDVSA: “yo reconozco tu trabajo 100% efectivo (…) PERO es que te encuentro
incomoda en medio de tanto rojo”.
¿Qué había pasado para recibir
tal respuesta? – Recibí un comunicado donde se me informaba mi renovación de
contrato temporal, mientras otros 19 compañeros firmaban nomina permanente. ¿Por
qué? ¿Por qué 19 de 23 trabajadores recibían cargos fijos y sólo 4 recibiríamos
renovación de contrato? – Del Gerente recibí esta respuesta: “Lo siento mucho
Anaís, no tengo que decir, siento pena ajena porque no tengo una explicación al
respecto. No fue mi decisión y la evaluación que pase no fue tomada en cuenta
(…) asumo tiene que ver con tu poca disposición
en participar de las actividades políticas”. Al presentar una carta al Director, esperar 3
meses y no obtener contestación, toque la puerta! La respuesta, ya la conocen.
<< Desestimo el hecho de
que el rol de un trabajador de esta industria este sujeto al activismo
político, sin considerar su labor per se. Desestimo abiertamente la demagogia,
la manipulación, el bulo, la politiquería como ideal de servicio, y creo
firmemente, que esta revolución merece contar con mayor madurez profesional y
valor añadido >>. Fueron estas algunas de las palabras que respaldaban mi
carta.
Mi indignación fue tal, que puse
el cargo a la orden, sin embargo se estableció un acuerdo, casi como un pacto
silencioso, cada cual con sus propios intereses, por un lado “cambio de puesto,
a ver si te adaptas”, y en mis adentros
“un año más y me voy”.
Parte de los “coñazos” que te da
la vida en torno al ambiente laboral, es conseguirte con gente inepta en los
puestos de gerentes… y más allá. Siempre
recuerde las palabras de mi mayor maestra, mi madre, mientras lidiaba con mi
nueva jefa, “el que es buen estudiante en la universidad, no necesariamente
será un buen profesional… y viceversa”. Días
enteros dedicados a preparar minuciosos informes, en ese devenir donde el
cuerpo se te llena de entusiasmo y orgullo por el buen trabajo realizado. La
respuesta: “esto no sirve, es una basura”.
Irónico, ver tú esfuerzo presentado con otro nombre y otra firma por una
Ingeniero con postgrado.
Exponer esta situación ante
superiores, era tocar la puerta al mismo Director que esperaba que cerrara la
boca, vistiera de rojo, tomara una bandera y caminara pa´ la marcha. Aun así no
me importo, una vez más hable. ¿Consecuencias? meses sin asignación de
actividades plenamente establecidas, es decir, lo que en los bajos fondos de la
industria llaman cargos “flotaven”. Escribí una carta con exposición de motivos
y exigí una descripción de puestos que identificara las tareas a cumplir y las
responsabilidades a estas implícitas, basadas en la naturaleza del trabajo y
del puesto SAP (Sistema de Aplicaciones en Procesos de datos) que
en ese momento ocupaba. Una vez más puse el cargo a la orden!
Hasta la fecha de mi renuncia no
recibí la descripción del puesto asignado. ¿Por qué lo exigí? Porque sabía que
no existía. Fui una de las pocas personas (y me sobran dedos de mi mano
derecha) que se preocupo y trabajo en DDO (Dirección de Desarrollo
Organizacional) y el proceso fue “olvidado”. El corporativo del cual formaba
parte, tenía 5 años de haberse creado y a la fecha - me atrevo a decir – que no cuenta ni
siquiera con una estructura organizativa definida.
¿Por qué no renunciar
definitivamente? – Por la misma razón que la mayoría de los funcionarios
públicos que se encuentran amarrados a sus sillas desgastadas: trabajo,
estabilidad, beneficios.
¿Beneficios? Politóloga egresada de la UCV, Especialista
en Gerencia de Proyectos, Maestría a medio andar, ganando mucho – léase bien
– mucho menos que la
secretaria! Para el momento de mi ingreso, el HCM cubría un casco
de 54mil, maternidad sólo cubría la irrisoria suma de 15mil, mientras el costo
real de un parto natural oscilaba en los 45mil. ¿Planificación familiar? Optar
por un seguro privado. En tanto que, no
es secreto para NINGÚN trabajador de la industria, que deba acudir MENSUALMENTE a su respectiva caja de ahorro y
fidecomiso para completar su quince y último; otro de los “beneficios” que
deberían garantizar tu vejez.
Sí, hay muy buenos profesionales
trabajado para la industria, unos por ideología política, otros por ética profesional
y TODOS por cuidar su arepa; esa que ya ni se consigue por el tema de la
escasez. Pero también existe un río de ignorantes, oportunistas y pendencieros,
engavetando los mejores proyectos y justificando después de 12 años, la
decadencia de la industria con el paro del 2002. En todo caso, la misma escasez
también tiene sus excusas… cuando la otra cara de la moneda apunta a empresas
expropiadas, que a la fecha, no han dado con la mágica fórmula para la máxima
producción.
El tema de la inseguridad es
desgastante!!! Un marcado deterioro
social e institucional, un crecimiento exponencial de las armas ilegales – y
hasta legales - en poder de la población civil, el debilitamiento de los
cuerpos policiales y militares, los intereses abstrusos de la fiscalía y
tribunales penales, el fortalecimiento de los pranes, los Tupamaros y los
colectivos, no han hecho más que
materializar el incremento de la inseguridad en Venezuela. PDVSA, no escapa de
ello… y de lo que hablemos que quede callado!
No es difícil ver niños con la
edad de la revolución, cargando con más de un alma sobre sus espíritus; en un
país donde el sistema educativo es cada día más deprimente y la condena máxima
alcanza sólo los 30 años. Yo tengo más de 2 sin pisar los pasillos oscuros de
mi magna casa de estudios UCV, esperando subsanar los temblores que rebotan aún
en mi piel, de aquella noche fatídica en la que fui víctima de un secuestro
exprés.
Ni de qué hablar, si de $$$
hablamos… PDVSA adeudó al cierre del 2013 unos 43.400 millones de dólares, sin
contar la deuda a proveedores de servicios y/o el financiamiento para
emprendimientos conjuntos. ¿Los grandes compromisos? Gastos sociales! PDVSA no sólo está hasta el cuello de
“obligaciones” relacionadas con la importación de alimentos, construcción de
viviendas, asfaltado de vías, financiamiento de procesos electorales, marchas,
concentraciones y un sinfín de MISIONES sino que, al intentar tener el control
de todo, está abarcando actividades que eran propias de contratistas
especializadas… resultado: se le están quemando los conejos!
Sabían ustedes, por demás, que
muchos de los trabajadores de PDVSA – llámense Chavista o traidores de la
revolución – son “raspa cupos”. NO, no viajan por placer, viajan para regresar
con SUS dólares, que cambian al valor del “dólar negro” para completar su
quince y ultimo, y así poder subsanar sus cuentas y deudas. Y NO, no los estoy
justificando, ciertamente están desangrando al país!!! …Pero hay que decirlo,
porque molesta escuchar hablar aquellos que tienen un inmenso rabo de
paja! Porque si bien muchos raspan sus
cupos, otros tanto disfrutan de eso que – para bien o para mal - no tiene precio ni desprecio, la sonrisa de
un hijo frente a la figura de Mickey Mouse… y sí, para todo lo demás existe Master
Card.
El control cambiario y las
continuas devaluaciones, no sólo afecta a estos raspa tarjetas, a las “fantasmagóricas” empresas de maletín, los
viajeros recurrentes y los estudiantes clase media; afectan al 100% de la
población venezolana que come y se viste al costo de un dólar paralelo dentro
del territorio nacional. Irrefutablemente no producimos la demanda necesaria
(en ningún rubro) para cubrir las necesidades básicas de nuestra población…
dependemos prácticamente de una sola empresa: La Polar.
Felicidades, ha logrado por
ley su cargo permanente! - Lo siento, reciba usted mi carta de renuncia!
Ciertamente confirmo la sensación
que expresa mi amigo Sebastián Cova, – a quien pido me disculpe, ya es el único
nombre que en esta nota se menciona – estamos sin lugar a dudas ante la
carencia de un liderazgo opositor claramente definido, “impulsados por el deseo y la frustración”, y por qué no
decirlo, por una arrechera acumulada por
años; “sin programa, sin meta concreta y ni tan siquiera consigna clara”. Pero me niego a ser parte de un proyecto cuya
meta es la aniquilación de la libertad de expresión y el derecho al
discernimiento. Sí, me niego a ser parte de intereses “yankee” (una palabra muy
mal empleada además, para los que hemos leído un poquito de historia), pero
tampoco quiero ser parte de una “cubanización” masiva.
Por Venezuela, porque quiero amarla y no sufrirla por despecho,
yo me sumo a esta lucha!
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